Título:
Casualmente Valentina
Autora:
Elena Garquin
Colección:
Phoebe
Fecha
edición: septiembre 2015
Páginas:
336
ISBN:
9788415433130
Rústica
con solapas, 15 x 23 cm
Precio: 17,95€ en papel / 4,99€ en digital
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SINOPSIS:
Benavente, 1886. A Rafael Mejía la vida
le sonríe. Es un hombre de éxito, joven, atractivo y arrogante, y acostumbra a
conseguir lo que quiere en un abrir y cerrar de ojos, tanto en los negocios
como en el placer.
Valentina, la humilde empleada de una
posada de dudosa reputación, será su siguiente víctima. Una muchacha tan dulce
como hermosa por quien se siente irremediablemente atraído, hasta el punto de
convertirla en la principal candidata para ocupar su cama, sin imaginar que,
con ella, comenzarán sus problemas.
Para Valentina, la impactante aparición
de Mejía provoca un enorme cataclismo en su apacible vida. Resuelta a no
sucumbir al enorme embrujo que ejerce sobre ella, combatirá su oscuro atractivo
de la única forma posible: conquistando un duro corazón que él presume de no
poseer.
Desde los fastuosos salones del Casino
de Benavente hasta el oculto corazón de la sierra de la Culebra, Valentina
seguirá a Mejía en un viaje plagado de peligros y sombras que les acechan para
intentar detener una conspiración de imprevisibles consecuencias que cambiará
la vida de ambos. Rafael acabará empleándose a fondo para alejarla de la maldad
en estado puro, pero ¿será capaz de eludir con la misma fuerza el poder del
amor?
OPINIÓN
PERSONAL:
Buenos días. Hoy os traigo la reseña de
la tercera novela que Elena Garquin ha publicado con Phoebe, Casualmente Valentina. Su primera
novela, La heredera (podéis leer la
reseña aquí), fue una historia de aventuras y bandoleros, con una narración
sencilla, atrayente, que nos trasladó a Ronda a finales del siglo XIX.
Casualmente
Valentina es un
intenso y tórrido romance ambientado en la provincia española de Zamora, allá
por el año 1886, en un momento de la historia en que el gobierno estaba agitado
tras la muerte del rey Alfonso XII. Entre anarquistas y republicanos, Rafael
Mejía, miembro destacado de la ciudad de Benavente, se ve atraído por una
muchacha de la villa de nombre Valentina. Un asesinato sin resolver, una
venganza que cobrar y un atentado que frustrar serán los ingredientes de la
historia de amor entre dos personajes con mucho carácter.
Rafael Mejía es el líder de Los
Vigilantes de Castilla, un cuerpo especial al servicio de la Guardia Civil que
se encarga de la protección privada de la villa de Benavente, capturando
anarquistas, bandoleros y toda clase de maleantes. Goza de una buena posición
social, es respetado por los suyos y temido por sus enemigos, su nombre es
reconocido por todos los de la zona. Igual que su reputación. Rafael es
mujeriego, y no oculta que le encantan las mujeres para un único propósito.
Prepotente, engreído y con las cosas claras, coge lo que quiere cuando quiere y
como quiere, y no tiene sentimiento alguno cuando debe deshacerse de una mujer.
Pero su forma de pensar y de actuar
cambia cuando se cruza en su vida Valentina, una sencilla joven que trabaja en
la posada que frecuenta. Valentina es obstinada, orgullosa, e igual de terca
que Rafael. Desde el primer momento, el carácter de ambos chocará. Él no quiere
dejar traslucir que siente una atracción irrefrenable por Valentina, mientras
que ella intentará conservar su orgullo y resistirse al poderoso y masculino
atractivo de Rafael.
En mitad de un trabajo, tratando de
capturar a un delincuente, Rafael recibe una herida que lo deja convalenciente
al cuidado de Valentina. Ella se queda prendada de su belleza, de su poderosa
masculinidad; cuando Rafael la encuentra, no puede evitar desearla y soñar con
tenerla jadeando bajo su cuerpo. Él es consciente de que despierta pasiones
entre las mujeres, no tiene que esforzarse demasiado con ellas y tiene asumido
este talento natural, lo que le otorga ese carácter tan arrogante. Pero
Valentina tiene orgullo y sabe, por la experiencia de sus compañeras en la
posada, que Rafael es indiferente al amor; no se dejará seducir tan fácilmente.
Decidido a hacerla suya, la invita a
una fiesta en casa de la baronesa Claudia Guzmán, una antigua amante de Rafael.
Allí, Valentina tendrá que hacerse pasar por dama y esquivar a Jaime Chacón, un
banquero que, a su vez, está siendo investigado por Rafael. Y es que el
protagonista recibe un importante encargo: el de limpiar el nombre de Lorenzo
de Casanueva, huido de la justicia y acusado falsamente de asesinato; además de
evitar, a toda costa, un atentado.
Para evitar que Valentina sea el
objetivo de cualquier otro hombre que no sea él -y bajo el pretexto de
protegerla-, la lleva a su hacienda, La Albacara. Pero Valentina no va a
quedarse de brazos cruzados y burlará la vigilancia de Rafael las veces que
haga falta.
Estamos ante una historia sensual,
llena de escenas cargadas de tensión y diálogos repletos de ingenio. Rafael no
está dispuesto a demostrar que tiene sentimientos hacia Valentina, los negará,
demasiado orgulloso para reconocer que la muchacha le importa. Por su parte,
Valentina no se dejará intimidar ni por el temperamento de Rafael ni por sus
intentos por seducirla. Toda la novela se encentra en la relación entre
Valentina y Rafael, un tira y afloja constante, en el que ninguno de los quiere
dar su brazo a torcer. Son igual de tercos, igual de apasionados e igual de impacientes.
El desarrollo de la historia es lineal,
el centro mismo es la relación sensual de los protagonistas, mientras que las
investigaciones y el resto de ambientación quedará en un segundo plano. La
heroína luchará por mantener su posición y su dignidad, sin venirse abajo en
ningún momento, mientras Rafael insiste en justificar su comportamiento,
considerando que es demasiado hombre para tener sentimientos. Así lo demostrará
durante buena parte del relato y lo mantendrá hasta el final, sin perder un
ápice de vanidad. Igual que Valentina, que sabe que para mantener a alguien
como Rafael a su lado necesita tener mano dura con él.
Un desenlace bien atado que converge
hacia la única solución posible. Damas de alta cuna, campesinos, bandidos y
anarquistas, se cruzarán en esta historia donde prima la aventura y la pasión.
Una narración sencilla, elegante e ingeniosa, la autora sumerge al lector en el
ambiente de la época. Me ha gustado por su vertiente erótica, por sus sensuales
escenas, por la pasión de los protagonistas y por la tensión presente en toda
la novela. Por Rafael, tan cabezota, tan honorable y tan prendado de Valentina.
Me ha gustado Valentina, pura pasión, nobleza y amabilidad, sin remilgos.
Escenas sensuales con palabras adecuadas en el momento adecuado, narración
perfecta, unos personajes que no pierden su esencia en ningún momento.
Recomendada para los amantes de los romances tórridos ambientados en España a
finales de siglo.
Nota (spoiler): Me gustaría comentar
algo personal y es que mientras leía la novela, encontraba algo familiar en
algunos de los personajes secundarios. Aunque leí La heredera hace un par de
años, cuando se publicó, algo me decía que Casualmente Valentina tenía alguna
relación con los personajes. Efectivamente, Diego de Casanueva, el hombre que
contrata a Rafael para investigar el asesinato, y su esposa Elena, son los
protagonistas de La heredera.
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